Visitas

contador de visitas

20.12.09

Chipiona 12.12.2009

Chipiona 19.12.2009

Hoy me escapé a primera hora de la mañana a Chipiona con la intención de volver a ver la Gaviota Groenlandesa Larus glaucoides que observé con Pablo Barrena en la playa de las Canteras y luego en el puerto Deportivo-Pesquero el pasado día 12 de diciembre durante la realización del RAM.

Primero me acerqué al puerto y al no observar a la gaviota "blanca" opté por ir a buscarla a la playa. Con la pleamar cercana las gaviotas descansaban sobre la arena; muchas acostadas y algunas en pie. Asustadas por la presencia de un perro la mayoría se posó en las rocas aún emergentes del "corral". Sin rastro de la gaviota Polar, la mayoría eran gaviotas sombrías Larus fuscus, algunas patiamarillas L. michahellis, dos de Audouin L. audouinii y algunas reidoras L. ridibundus. La mar estaba brava y en un barrido del horizonte únicamente pude ver gaviotas sombrías y patiamarillas. Otras especies en esta zona fueron tres cormoranes grandes Phalacrocorax carbo una garceta común Egretta garzetta, un archibebe claro Tringa nebularia, dos chorlitos grises Pluvialis squatarola, cinco vuelvepiedras Arenaria interpres, un chorlitejo patinegro Charadrius alexandrinus y dos correlimos tridáctilos Calidris alba.


La lectura de anillas fue poco productiva. Solo tres en un grupo que rondaba los 400 individuos teniendo en cuenta que, por lo compacto del grupo, la mayoría de las patas quedaban ocultas.

Tras la estancia en la playa me dirigí, de nuevo al puerto. Seguía sin ver la gaviota polar y decidí apostarme al final de las casetas de pescadores junto a la valla que impide el paso al dique; lugar donde vi apostada por dos veces a la gaviota en las dos visitas anteriores. Mientras no aparecía la protagonista, me dediqué infructuosamente a la lectura de anillas (ni una) y a observar detenidamente las gaviotas presentes en busca de alguna especie rara u ocasional, también, sin éxito. Fue un pescador quién viéndome junto al telescopio me alertó del vuelo de la gaviota polar. Eran las 9:45 cuando se dejó ver para posarse en un pantalán de madera, a contraluz, junto al punto de abastecimiento de combustible de los barcos.


Otro pescador se aproximó y me comentó que esa gaviota blanca que estaba observando llevaba mes y medio rondando el puerto. Fue su hijo quien le advirtió de su presencia. Comenta que es un ave poco temerosa de acercarse a los barcos durante el descarte de pescado cuando limpian las artes, tanto a pie por los pantalanes como nadando en el agua. Me propuso cogerla sin problemas si estaba interesado, por lo visto no es la primera gaviota que coje, en una ocasión liberó a una gaviota patiamarilla de una percha o costilla que le aprisionaba una de las patas, ofreciéndole pescado a cambio.

Enfrascado en la conversación se me da por mirar al agua y junto a un barco observo un alca Alca torda nadando tranquilamente. Raúl, que así se llama el pescador que me estuvo haciendo compañía un rato me comentó que se trataba de una "Patita del frío". Para mí fue como un bimbazo, pues las únicas alcas que vi hasta el momento en libertad lo fueron en la lejanía a mucha distancia de la costa o bien varadas en la playa o en proceso de recuperación. La fotografié a pesar del contraluz para documentar la observación.


Aprovechando que la gaviota polar seguía apalancada en el mismo pantalán me fui a compra algo de pescado fresco para casa en la pescadería misma del puerto. Por cierto, pescado fresco, fresco.

De vuelta al puerto, esta vez localizo de nuevo al alca esta vez con la luz lateral adecuada. En principio, el ave estuvo muy activa buceando una y otra vez no dejándose ver en superficie ni el tiempo suficiente para apuntar, enfocar y disparar. Pasada una media hora, ya sí, bajo mis pies se puso a acicalarse las plumas un buen rato, así que la sesión fotográfica fue muy productiva.


No me olvidé de la gaviota polar, que fue levantada del pantalán donde permanecía por un barco que iba a repostar. Pasó volando sobre mi un par de veces en sus idas y venidas, antes de posarse en el muro del dique del puerto. Allí me dirigí entonces, pero nada más llegar voló y me quedé un rato esperando, fueron unos quince minutos el tiempo que paso hasta que la vi aproximarse y posarse de nuevo, la tenía a unos escasos 15 metros para hacerle otra sesión de fotos.



Mereció la pena la mañana a pesar del viento frío reinante.

No hay comentarios: